Princesas
Cuando vi Princesas creí que iba a comprender algo más sobre ellas. Quizás sí.
Para mi gusto es una película de actrices, muy buenas, a mi entender, que trata además la prostitución con ese punto de inocencia y alegría que también tiene, por más que otras películas y documentales se empeñen en mostrarnos sólo la parte más sórdida del asunto.
Caye, muy bien llevada por Candela Peña, la puta filósofa y sensible, hija de una familia cerrada y extraña de la que probablemente busca constantemente huír y a la que a un tiempo no puede evitar sentirse profunda y dolorosamente vinculada. Para mi gusto el personaje tiene algunas lagunas de guión que le restan una pizca de credibilidad.
Zulema, en la que también está estupenda Micaela Narváez, la inmigrante que no encuentra otra salida, a pesar de ser una mujer valiente y de recursos. Cuántas veces hemos visto su drama en documentales sobre la prostitución desde un ángulo más explícito y oscuro.
Ambas sin demasiada cultura, a veces sueltan frases lapidarias que han leído en revistas o han oído por la tele, igual que las otras chicas que frecuentan la peluquería de Gloria.
De telón de fondo, problemas reales, el racismo, la inmigración, el machismo, los maltratadores, la droga, la monotonía de algunas vidas vacías y grises como la de la madre de Caye, la incomunicación. Todo sin grandes truculencias ni aspavientos, pero está ahí.
Para mi gusto es una buena película. He leído críticas en las que se le acusa de no tratar con profundidad los temas, de pecar de una cierta ingenuidad “edulcorada”. Bueno yo creo que esa ingenuidad, esa ilusión de ser princesas, ese punto infantil, lo tienen. Lo creo porque las veo bromear bajo sus sombrillas en verano, y las oigo parlotear entre risas en la gasolinera, en invierno, cuando se van juntas al baño y a tomar un café. Y una de ellas lee (libros, no revistas del corazón) mientras espera que pasen los clientes en las frías tardes invernales.
El punto de vista de Fernando León de Aranoa es diferente, pero no olvida la realidad, enseña en todo caso caras menos espectaculares de esta realidad, y se permite bromear sin ser grosero, y jugar sin faltar al respeto. Pero las enseña muy bien, de la mano de un elenco de artistas excelente. La música de Manu Chao por cierto me pareció buenísima y le va que ni pintada a la película.
El final es bastante abierto; piensen lo que quieran, la calle sigue ahí, y por una u otra razón sigue habiendo mujeres en ella, como Caye (Calle), como Zulema, y si no son ellas, serán otras aspirantes a princesa.
1 comentario
Noe -
Me encantó la pe´licula y opino de una manera semejante a la tuya...también me encantaria poder entablar una conversacion con alguna de ellas...
Besazos!