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MOONSA BOUDOIR

En la cima del mundo IV

En la cima del mundo IV

Siente como su corazón bombea con fuerza, aunque parece haberse trasladado a su abdomen. Se mira de nuevo el ombligo presa de auténtico pánico.

El agujero negro le reclama desde allí, y como si de una mancha de espesa pez se tratase, parece que empieza a salirse por los bordes y a derramarse sobre su piel.Se levanta y vuelve a la puerta. Sigue allí, pero el marco y las esquinas parecen deformarse por momentos, y laten, laten al mismo ritmo que ese corazón abdominal del que es consciente por primera vez.

Quiere mirar ahí dentro, meter la mano hasta el codo y extraer lo que sea que hay en ese alucinante lugar de si mismo que desconocía.

Pero está muerto de miedo. ¿Y si no hay nada? ¿Y si el vacío más terrible y oneroso le espera al otro lado de sí mismo?

Está temblando convulsivamente y siente que va a ponerse a gritar.

“Give a little bit….” La canción ha vuelto a empezar y el volumen es infinitamente más alto, aunque él no lo ha tocado en absoluto.

“El apego a las cosas materiales hace a  los hombres insatisfechos. Sólo el desapego puede llevarte….” oye de nuevo la voz abriréndosee paso entre los más recónditos pliegues de su cerebro. Pero una y otra vez se niega a escuchar. Se tapa los oídos con las manos, y la voz y la música siguen subiendo hasta llevarlo al paroxismo total.

No puede hacerlo, está convencido de  que sólo hallará vacío, o en todo caso emociones tan negras y amenazadoras que no está dispuesto a vislumbrar si quiera. Al mismo tiempo sabe que si no entra, no hay vuelta atrás. Las cosas materiales han sido sus aliados, su ilusión, su motor, su razón de ser, lo único seguro y asible a lo largo de su vida.

Quizás se ha estado engañando todo el tiempo. Quizás como Linus, el entrañable personaje de Schulz, va por la vida abrazado a una manta protectora. Quizás no puede, no sabe, hacerlo de otro modo. Quizás volver a empezar sea la cosa más difícil que ha hecho en su vida. Quizás no va a  hacerlo….

Ve a Linus, el dedo entre los labios, sosteniendo con la otra mano la vieja manta contra la mejilla, tan desvalido, tan….

Empieza a reírse a carcajadas, es una risa imposible, repleta de llanto reprimido, dura como una piedra y restallante como un látigo, es la risa de un loco.

Corre hacia su ropa y de los bolsillos empieza a sacar cosas.

La agenda electrónica, el teléfono móvil, el reproductor multimedia, el pen driver, y los coloca en el suelo formando algo parecido a un círculo, sin dejar de reír, tropezando con todo lo que se le pone al paso. De un estirón acerca su ordenador portátil, y de otro arranca el terminal telefónico de su mesilla. Vuelve a buscar en sus bolsillos, frenético, y con una horrible sonrisa de triunfo saca las llaves de su coche, y las extiende junto a lo demás.

Se tumba en el suelo, en posición fetal, y con movimientos convulsos alarga los brazos para estrechar el círculo de objetos hasta que siente en su carne la frialdad de todos ellos, hasta que algunos se le clavan insidiosamente en la piel.

No va a mirar, por más que siga latiendo no va a mirar.

-          No hay nada, no hay vuelta atrás, no hay nada,  no hay nada, no hay nada…. 

Adela lleva casi quince minutos llamándole de todas las maneras posibles sin obtener respuesta alguna. Sólo escucha la música cada vez más alta que llega desde el otro despacho. Kristy se ha ido riendo, diciendo que no creía que Gonzalo fuera tan cobarde, pero que lo comprendía.

Pero la secretaria está verdaderamente descompuesta, y al quedarse sola, grita mirando hacia la puerta metálica:

 -          Gonzalo si no contestas abriré!!!

Toma aire, puede que aquello le cueste el despido, pero tiene el convencimiento de que está ocurriendo algo anormal, y  no puede esperar más.

Pulsa el botón y la puerta se abre con un zumbido.

Enseguida ve el montón de objetos absurdamente dispuestos en una especie de círculo sobre la moqueta. Y en el centro un pequeño montón de arena blanca. Nada más, nadie más.

La música se ha parado de repente, y ella siente que comprende lo incomprensible. Una lágrima de compasión sincera rueda por su mejilla.

- No hay vuelta atrás – dice Adela en voz alta, y ni siquiera sabe por que lo ha dicho.

                                           

                                          ∞        ∞        ∞        ∞

10 comentarios

Moonsa -

- Eeeeeh Terremoto que yo encantada, es que como no tienes enlace y no me sonaba... ahora veo que comentas en "Casa Ike" :)) Bienvenida :*

TERREMOTO -

Hola Mon, quizàs de leer algùn comentario en otros blogs, pero de nada màs, perdòn por tomarme la libertad de entrar sin ser invitada.

Mon -

- Mon me siento halagada de que os gusten las cosas que escribo, pero no quisiera ser causa de conductas delictivas XDDDD ;) Un abrazo :****
- Adelante Terremoto, le conozco a usted?

TERREMOTO -

Toc...........toc....... das tu permiso Moonsa?.
Besitos.

mon -

hermoso avatar, estupendo relato... estoy en un cyber y quisera llevarme la compu robada bajo el brazo para leerte más veces.
escribiste algo digno de ser pensado, pensable.

bravo.
un beso enorme.

Moonsa -

Gracias a todos, a ver si me animo a escribir más relatos que he estado demasiado tiempo de secano, y lo echo de menos ;)
Besos :******************

Trini -

Al final se disolvió en la nada quizá porque en la Nada había vivido siempre y en ella para siempre quedó.

Que imaginación. Estupendo relato.

Un abrazo

lua -

Inquietante e inesperado final, pero me ha dado pena que se acabase, me tenía un pelín enganchada tu historia :D

Dark kisses

Greta -

ufffff moonsa, hacía unos días que no me pasaba por aquí y acabo de leerme seguidos tus últimos post...
buenísimos.
si hubiese dormido mejor esta noche, mi comentarío podía haber sido, un poquito más original ;-)

besitos guapa

azzura -

Es una bella historia Moonsa;) para guardarla en favoritos y deleitarnos leyéndola entera.
Un abrazo, me encanta como escribes