Ángeles cotidianos
Buenos propósitos con olor a mañana recién horneada.
Ser la abejita laboriosa durante horas, sin parar ni para pensar, organizarme, él necesita que le ayude, en serio, con algo más que palabras, y estallidos de loco humor que me consta que le alegran la vida, pero son insuficientes.
Yo misma necesito quitarme el último envoltorio de depresiones y perezas que se me siguen concentrando en el estómago todas las mañanas y me impiden actuar.
Y lo hago, temerosa de que la explosión de actividad dure poquito.
Me siento bien. Ya hace muchas lunas que entiendo que voy a ser capaz, pero la piel vieja no termina de caerse y no hay exfoliante del espíritu que sea lo suficientemente fuerte como para arrastrarla lejos de mi higiénicamente y sin dolor.
En suspenso, temo que uno de mis despistes se abalance sobre mi riéndose de mi falta de previsión, de mi atolondramiento. Me fijo en cada paso que doy mientras revoloteo sobre mis tareas intentando refrenar mis alas.
No quiero repeticiones, "esas" repeticiones pequeñas que duelen, que me hacen llorar por lo que tienen de insignificantes, lo que originan sin embargo cada vez que se producen, y lo absurdo de que les permita volver a mi vida constantemente, y vengan, inoportunas, a caer en cualquier nuevo camino, brillante, por estrenar, que extiendo ante mi llena de esperanza.
Y es cierto que una vez dado el primer paso, hay dos cosas que no fallan: la primera, que parte del miedo se larga con la piel muerta y va a parar al río del olvido, la segunda, que cuando lo consigo surgen ángeles.
A veces son ángeles cotidianos, con una mirada entre bonachona y pícara, que llaman a tu puerta para avisarte de que te dejaste encendidas las luces del coche.
Volé a apagarlas, y en una hora me iba a trabajar otra vez.
Acabé mi jornada laboral satisfecha, y quizás menos cansada que de costumbre.
No debo olvidar, sin embargo, que después del primer paso hay que ir poniendo un pie delante de otro con CONSTANCIA y sin vacilaciones.
Ser la abejita laboriosa durante horas, sin parar ni para pensar, organizarme, él necesita que le ayude, en serio, con algo más que palabras, y estallidos de loco humor que me consta que le alegran la vida, pero son insuficientes.
Yo misma necesito quitarme el último envoltorio de depresiones y perezas que se me siguen concentrando en el estómago todas las mañanas y me impiden actuar.
Y lo hago, temerosa de que la explosión de actividad dure poquito.
Me siento bien. Ya hace muchas lunas que entiendo que voy a ser capaz, pero la piel vieja no termina de caerse y no hay exfoliante del espíritu que sea lo suficientemente fuerte como para arrastrarla lejos de mi higiénicamente y sin dolor.
En suspenso, temo que uno de mis despistes se abalance sobre mi riéndose de mi falta de previsión, de mi atolondramiento. Me fijo en cada paso que doy mientras revoloteo sobre mis tareas intentando refrenar mis alas.
No quiero repeticiones, "esas" repeticiones pequeñas que duelen, que me hacen llorar por lo que tienen de insignificantes, lo que originan sin embargo cada vez que se producen, y lo absurdo de que les permita volver a mi vida constantemente, y vengan, inoportunas, a caer en cualquier nuevo camino, brillante, por estrenar, que extiendo ante mi llena de esperanza.
Y es cierto que una vez dado el primer paso, hay dos cosas que no fallan: la primera, que parte del miedo se larga con la piel muerta y va a parar al río del olvido, la segunda, que cuando lo consigo surgen ángeles.
A veces son ángeles cotidianos, con una mirada entre bonachona y pícara, que llaman a tu puerta para avisarte de que te dejaste encendidas las luces del coche.
Volé a apagarlas, y en una hora me iba a trabajar otra vez.
Acabé mi jornada laboral satisfecha, y quizás menos cansada que de costumbre.
No debo olvidar, sin embargo, que después del primer paso hay que ir poniendo un pie delante de otro con CONSTANCIA y sin vacilaciones.
5 comentarios
Magda -
Muchas gracias
Te dejo un abrazo.
Lyzzie -
Besitos!
Marta -
hasta me ha relajado leerte hoy, y sobre la foto, uff, me encanta.
No tengo tiempo, como puedes ver, para comentar, pero que te mando un beso ;)
Brisa -
Bueno no se si me he enrollado mucho pero los ángeles están y ayudan lo suyo ;) me alegro que te lleves bien con los tuyos.
Un besoteee!
Ike Janacek -
Un beso. Bonitas alas ;)